sábado, 10 de noviembre de 2012

Donde ayer hubiese


Sonrisas que recorren rencorosas
los resquicios del recuerdo
Risas que corretean traviesas
los rincones de la urgencia

Urgencia de la lágrima suicida
suicida que tiembla en el balcón
Balcón es el ojo abierto y aterrado
que a dejarla caer se resiste

Ceniza gris donde ayer hubiese fuego
humo espeso donde ayer hubiese hoguera
Frío ardiente donde ayer hubiese brasa
lamento amargo donde ayer hubiese gemido


Cerrado, pequeño, ínfimo, vacío,
no queda nada hoy, pero buscas y encuentras
Pero buscas y encuentras, hoy

Y envolverse en el recio aroma
de las miradas esquivas
Y disfrutar la ferviente melodía
de las siluetas desdibujadas
Y saborear el suave tacto
de aquella piel traidora que
Gritó con gritos mudos palabras
que ahora queman entre los dientes

Alba Expósito

viernes, 19 de octubre de 2012

¿Dónde estas, Poesía?


Palabras que son alcohol
en la herida

Versos que son bálsamo
en la cicatriz

Pausas que son preludio
a la locura

Ritmos que son caprichos
al deleite

Poesía para dar voz
a los silencios

Poesía para dar luz
a los secretos

Alba Expósito

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Revolución

Una multitud de personas atrapadas entre furgones, una oleada de manos que se levantan reivindicando paz, miles de bocas que gritan al unísono....cientos de emociones: un solo sentimiento.

Y desde la altura privilegiada que le otorgan los hombros de su madre, una mirada inocente observa sin entender nada. No encuentra la razón de por qué esos señores disfrazados con casco y escudo nos empujan con cara de pocos amigos.
Sin embargo, sabe que está luchando por un cambio; sabe que está persiguiendo una revolución y que forma parte de ella.

Alba Expósito

jueves, 12 de julio de 2012

¿Desea decir unas últimas palabras?


No esquivo las piedras. Es la primera vez que no tengo que bajar la cabeza y, ahora que los miro a los ojos, puedo ver que son tan cobardes como ese perro asustado que ladra en un intento patético de imponerse ante una manada que se rebela.

Todos tienen miedo de que se vuelen las hojas del libro bajo el que se escudan: mi tío, mi vecino, mi primo, mi abuelo. Su hijo... esa nariz aguileña la ha heredado de su padre, que quiso respirar cada gota del perfume que no llevaba mientras se excitaba desollando la piel de mis muslos con sus dedos en la lucha por hacerme suya. 

Ésta me ha dolido, estoy sangrando. Aturdida por el golpe siento la caricia sedosa del cabello sobre mi rostro y adivino que se me ha caído. Sonrío. Hoy no importa el velo.


Alba Expósito


viernes, 18 de mayo de 2012

Vacío


Cada noche duermo para soñarte
y sentir la humedad de tus besos
en los rincones más prohibidos de mi piel

Cada noche me acaricio pensando
que son tus dedos los que se enredan
entre los rizos de mi pelo

Cada noche mis oídos añoran la melodía
de tu voz cansada y jadeante que en la
oscuridad susurraba mi nombre

Mientras tanto tú
Ya no tomas mis manos
Mientras tanto tú
Me atas las muñecas
Mientras tanto tú
Ya no escuchas mis palabras
Mientras tanto tú
Me enmudeces con las tuyas

Mientras tanto yo, te miro a los ojos y solo veo mi reflejo.




Alba Expósito






viernes, 2 de marzo de 2012

Mirarte y pensar
en domingos por la tarde
tardes en Otoño
y cena para dos 




Hablar de Madrid
con Sabina en la cocina
respirando un aroma
de café y alcohol


Alba Expósito

De vuelta a Nunca Jamás


Escondido en un baúl se oxidaba el viejo catalejo que un día nos acercó el paraíso aquél lleno de piratas, sirenas y niños perdidos a las ventanas de nuestra habitación, cuando un revolotear de polvo de hadas acarició de nuevo nuestras mejillas con la magia de ese lugar, haciendo que la casualidad nos volviera a cruzar.


Alba Expósito

viernes, 24 de febrero de 2012

Versos de una mujer sin nombre

Se descubrió sola en un rincón
empapándose con la lluvia
y remendando las heridas
abiertas en su alma y corazón

Recuerda los labios que rozó,
el olor de la piel madura,
la inocencia de la juventud
y de la carne la pasión

Con el humo de su cigarro
se esfuman historias pasadas
de tantas braguetas que bajó 
y de cómo confundió 
la cartera con el amor

Alba Expósito


martes, 21 de febrero de 2012

That´s the way it is


La vida es como una estepa desértica, tan grande, que solo mirar el horizonte hace que una sensación de vértigo se apodere de tus piernas y sea imposible mantenerse en pie.

Quizás sea esa grandeza, esa inmensidad, la que hace que te hierva la sangre y que un subidón de adrenalina se apodere de tus venas para abrir con fuerza un par de alas y desafiar al mismo destino con tu vuelo, sintiéndote libre y dueño de tu propio ser. Sin embargo, no somos más que un pequeño grano de arena en este terregal, que crece con sus andanzas y se enriquece con su caminar.

La vida no es más que una intrincada red de de caminos que recorren personas alegres, tristes, preocupadas, despistadas, decididas...y que en el momento menos pensado se terminan por cruzar. A veces, estos cruces no son más que desvíos inoportunos que te alejan de tu verdadero destino, y otras veces se forman lazos tan fuertes que siguen para siempre la misma dirección.

Pero es que la vida no sería tal sin vivir.
Y ¿que es vivir? Vivir es dejar de estar por estar, abandonar el camino recto y atreverse a cambiar el rumbo, deteniéndose en cada cuneta, tomando cada desvío y elevándose con cada bache.




Alba Expósito

Última noche de desvelo


El cantar del gallo la salvó de una noche de desvelo. Ya solo podía pensar en sus excusas y sus desplantes, y en ella que la acogió como a una hija tras la muerte de su madre. La cabeza le iba a estallar. No podía más.

Tomó una escopeta de la colección de armas del zaguán y subió corriendo al piso de arriba encontrando tras la puerta del dormitorio a Tía Eugenia y a su propio marido compartiendo cama.

El estruendo del disparo la hizo volver en sí y le vio aterrorizado entre las sábanas teñidas con la sangre de su amante. Ella que había visto por sus ojos, escuchado por sus oídos, sentido por su piel... Volvió a apretar el gatillo. 
De repente el cansancio de una noche toledana comenzó a pesar en sus párpados y por fin pudo dormir tranquila.




Alba Expósito