viernes, 22 de noviembre de 2013

La trastienda de la vida


Ese era el lugar. Tenía que ser ahí, en la trastienda de los devaneos y el alborozo: el único lugar donde era posible doparse con un chute de cotidianidad alternativa tan necesario para escapar de aquellas construcciones de apariencia armónica pero que, en su naturaleza fastuosa, se erigían, sin duda, algo inciertas.

En un momento, observé cómo la ciudad se convertía en una alegoría urbana de mi propia vida, cuya sombra alcanzaba ya difusa la caverna de mis pensamientos, augurando un futuro que parecía amalgamado con las fachadas de aquellos edificios y se presentaba definido, estático, perenne; asfixiante. Sin embargo, en mi vida no existía una puerta de atrás por la que escapar o, al menos hasta entonces, yo nunca había contemplado tal posibilidad.

Quizás fueron la bohemia y lo prohibido expirando en el beso ausente o, pudo también ser el eco de su aliento resonando en mis oídos. En ese instante, comprendí todo; me comprendí a mí. Sentí vértigo y me gustó.
 
Alba Expósito

lunes, 18 de noviembre de 2013

El placer de soñar

La magia de los sueños está en que puedes dejar que todo pase sin tener que pedirte después explicaciones.

Alba Expósito