sábado, 28 de septiembre de 2013

Escribir, escribir, escribir...

A veces, barriendo los rincones me encuentro letras perdidas y, por qué no decirlo, algo desaliñadas: una a con la pata rota, una i sin su palito y hasta una ñ con el flequillo despeinado. A lo mejor es cosa mía, pero me da la sensación de que están ahí esperando a que las vea para provocarme un extraño sentimiento maternal que me empuja a adoptarlas, a cuidarlas y a contar historias con ellas.

Sí, lo sé, quizás todo esto tenga un tono maníaco e, incluso, psicopático, pero si de algo estoy segura es de que las letras son las únicas que pueden dar salida a esta esquizofrenia sana del escritor (o intento de ello); dando alas a aquello que nunca ha sucedido, resucitando el recuerdo enquistado y cauterizando la herida.

Alba Expósito.

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