martes, 21 de febrero de 2012

Última noche de desvelo


El cantar del gallo la salvó de una noche de desvelo. Ya solo podía pensar en sus excusas y sus desplantes, y en ella que la acogió como a una hija tras la muerte de su madre. La cabeza le iba a estallar. No podía más.

Tomó una escopeta de la colección de armas del zaguán y subió corriendo al piso de arriba encontrando tras la puerta del dormitorio a Tía Eugenia y a su propio marido compartiendo cama.

El estruendo del disparo la hizo volver en sí y le vio aterrorizado entre las sábanas teñidas con la sangre de su amante. Ella que había visto por sus ojos, escuchado por sus oídos, sentido por su piel... Volvió a apretar el gatillo. 
De repente el cansancio de una noche toledana comenzó a pesar en sus párpados y por fin pudo dormir tranquila.




Alba Expósito

3 comentarios:

  1. Bonita poesía,y a la terrorífica otra vez mas Alba nos as vuelto a impresionar con tu gran poesía.
    Y por favor que esta gran blog sea el mejor.
    :)

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  2. Que fluidez de palabra,precioso y a la vez intenso tengo ganas da mas.

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  3. Me alegro de que os haya gustado. Gracias

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